En el mundo financiero, los activos son elementos esenciales que definen el patrimonio de los inversionistas. La formula que ya conocemos: activos – pasivos = patrimonio. Una de las preguntas a las que no se ha llegado a un concenso entre los expertos y por ende es de las más intrigantes de la industria es si las empresas pueden considerarse activos en el sentido tradicional de la palabra.
Para responder a esta pregunta, debemos primero entender las características que definen a un activo, evaluar los riesgos asociados, y comprender las dinámicas de evaluación y venta de estos. La respuesta varia según a quien le preguntes.
En la entrega de hoy, exploraremos por qué las empresas son o no consideradas activos, por qué se clasifican como activos de riesgo, la importancia de la evaluación continua de las empresas como activos y la oportunidad de venderlas (como cualquier activo) cuando el precio es adecuado.
Entonces, ¿Por qué sí o por qué no las empresas son activos?
Las empresas pueden ser consideradas activos por varias razones:
Como cualquier activo valioso, una empresa genera ingresos a través de su actividad. Estos ingresos pueden ser reinvertidos o distribuidos a los socios, generando un flujo y cumpliendo una caracteristica de un activo.
Las empresas poseen otros activos dentro de su estructura; tanto activos tangibles (propiedades, maquinaria, e inventarios) como intangibles (patentes, marcas y reputación). Estos componentes contribuyen al valor global de la empresa, siendo el “valor” otra caracteristica de un activo.
Con una gestión efectiva y un crecimiento constante, el valor de una empresa puede apreciarse con el tiempo. Esto es similar a otros activos que aumentan su valor, como los bienes raíces o las acciones.
En la contraparte, hay argumentos que sugieren que las empresas no deberían ser vistas como activos en el sentido tradicional:
A diferencia de otros activos pasivos como los bonos o bienes raíces, las empresas requieren una gestión activa y una toma de decisiones constante para generar ingresos y mantener o aumentar su valor.
Las empresas están sujetas a un alto nivel de incertidumbre y volatilidad, influenciadas por factores externos como la economía, la competencia y las regulaciones a las que estas se vean sometidas según su actividad.
Entonces, ¿Por qué las empresas entran en la categoría de activos de riesgo?
Las empresas operan en entornos dinámicos donde las condiciones del mercado pueden cambiar rápidamente. Estos cambios pueden ser resultado de innovaciones tecnológicas, cambios en los habitos de consumo y la economia global. Esta volatilidad hace que las empresas sean naturalmente riesgosas.
El éxito de una empresa depende en gran medida de la calidad de su gestión. Decisiones estratégicas incorrectas, una mala administración o la falta de adaptación a nuevas tendencias pueden quitarle valor a las empresas rapidamente. Este factor humano y de cambio constante introduce un nivel adicional de riesgo que no se encuentra en activos más pasivos.
Todas las empresas enfrentan una competencia constante que puede afectar sus márgenes o su porcentaje del mercado. Especialmente en Mexico, estan sujetas a regulaciones que pueden cambiar y afectar sus operaciones y costos. Estos factores externos contribuyen al riesgo asociado con la inversión en empresas.
Como cualquier otro activo, las empresas requieren una evaluación continua para garantizar que su valor se mantiene o se incrementa. Esta evaluación debe considerar tanto factores internos como externos, y ajustarse a las condiciones cambiantes del mercado, el valor de tú empresa hoy no sera el mismo en 2 años.
Basándose en la evaluación continua, la diferencia la hace realizar ajustes estratégicos. Desde cambios en la estrategia de marketing, optimización de operaciones, diversificación de productos o servicios, y reestructuración organizacional hasta un pivote de la actividad de la empresa para los más osados.
Uno de los principios clave de la inversión es vender un activo cuando se puede obtener un precio favorable. Este principio se aplica igualmente a las empresas. Identificar el momento adecuado para vender una empresa implica evaluar tanto el valor intrínseco de la empresa como las condiciones del mercado.
Cuando se decide vender una empresa, deberia de ser tratado como la venta de cualquier otro activo quitandole el componente emocional a una actividad economica. Las empresas pueden ser consideradas activos debido a su capacidad para generar ingresos, su valor tangible e intangible, y su potencial de apreciación. Hay que considerar también se clasifican como activos de riesgo debido a la volatilidad de los mercados, la dependencia de la gestión y la competencia.
Como cualquier activo, las empresas se deben evaluar y ajustar continuamente para mantener su valor y los dueños deben estar preparados para vender cuando el precio convenga. Esta estrategia no solo maximiza el retorno de la inversión sino que también te protege contra las inevitables fluctuaciones de los mercados.
Y tú, ¿En que precio y bajo que condiciones venderias tú empresa y porque?
Diego Alcalá, Director de Operaciones en Comprando América
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